
El no ser espiritual sólo es consciente del reino de lo físico: todo lo interpreta a través de lo tangible.
Vive sólo en el marco de los cinco sentidos conocidos, en la creencia de que sí no puede ver, tocar, oler, oír o degustar algo que no existe.
Se siente separado y distinto de todos los demás, un individuo que vive para sí mismo.
Cree exclusivamente en una interpretación de la vida basada en causas y efectos.
No alberga un lugar para la práctica de la meditación.
Tiene un concepto de la intuición que se reduce a una corazonada o a un pensamiento azaroso que, ocasionalmente, le viene a la cabeza.
Detesta la debilidad los errores, las incertidumbres, y está decidido a erradicarlos.
No tiene ningún sentido de la responsabilidad en relación con el universo, y no ha desarrollado el culto por la vida.
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