domingo, 1 de marzo de 2009
SOLTARLO, DEJARLO IR...
Cuentan que había una caravana en el desierto:
Al caer la noche la caravana se detiene. El muchachito encargado de los camellos se acerca al guía de la caravana y le dice:
- Tenemos un problema, tenemos 20 camellos y 19 cuerdas, así que ¿Cómo hacemos?
Él le dice:
-Bueno, los camellos son bastantes bobos, en realidad, no son muy lúcidos, así que anda al lado del camello que falta y haces como que lo atas. Él se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.
Un poco desconfiado el chico va y hace como que lo ata y el camello en efecto se queda ahí, paradito, como si estuviera atado.
A la mañana siguiente, cuando se levantan, el cuidador cuenta los camellos y están los veinte.
Los mercaderes cargan todo y la caravana retoma el camino.
Todos los camellos avanzan en fila hacia la ciudad, todos menos uno que queda ahí.
- Jefe, hay un camello que no sigue a la caravana.
- ¿es el que no ataste ayer porque no tenías soga?
- Sí, ¿cómo sabe?
- No importa. Anda y haz como que lo desatas, porque si no va a seguir creyendo que está atado y si lo sigue creyendo no empezará a caminar"
Seguir llorando aquello que no tengo me impide disfrutar esto que tengo ahora.
Aprender a enfrentarse con el tema de la pérdida es aceptar vivir el duelo, saber que aquello que era es aquello que era y que ya no es más o por lo menos que ya no es lo mismo que era.
De hecho nunca es lo mismo.
Cuando yo me doy cuenta de que algo ha muerto, de que algo está terminado, ese es un buen momento para soltar.
Cuando ya no sirve, cuando ya no cumple, cuando ya no es, es tiempo de soltar.
Lo que seguro no voy a hacer, si te amo de verdad, es querer retenerte.
Lo que seguro no voy a hacer es tratar de engancharte, si es de verdad que te amo.
¿Te amo a ti, o amo la comodidad de que estés al lado mío? ¿estoy relacionado cotigo, individuo, persona? , o ¿estoy relacionado con mi idea de que ya te encontré y no quiero salir a buscar más a nadie?.
No te atrapo, no te agarro, no te aferro, no te aprisiono. Y no te dejo ir porque no me importe, te dejo ir porque me importa.
Sí, hay miles de parejas que antes de encontrarse debieron separarse, y otras que se separaron y nunca se volvieron a encontrar y hay miles más que no se separaron nunca y vivieron estropeándose la vida para siempre, y hay toda la serie de variaciones que se te ocurran.
Basta que uno de los dos sienta que se terminó, que ya no quiere más, que no tiene emoción, que se acabó el deseo, basta que uno sostenga que agotó todos los recursos pero no le pasa nada, basta eso para saber que no hay mucho para rescatar.
Si hay deseo, si se quieren, si se aman, si les importa cada uno del otro, si creen que hay algo que se pueda hacer, aunque no sepan qué, los problemas se pueden resolver (mejor dicho se pueden intentar).
Pero si para alguno de los dos verdadera y definitivamente se terminó, se terminó para ambos y ya no hay nada más para hacer. Por lo menos en esta vuelta de la vida.
Quizás en la próxima te saques la sortija montada en el mismo pony porque en esta vuelta no hay más premios para repartir.
Y entonces habrá que decirle al que ama: Tengo malas noticias para ti. Lo siento, se terminó...
¿Y ahora? No lo sé. Seguramente duela. Pero te puedo garantizar que no te vas a morir. Si no te aferras no te vas a morir. Si no pretendes retener no te vas a morir.
Salvo, que tú creas que te vas a morir.
Del libro "El camino de las lágrimas" de Jorge Bucay.
Cuando uno de los miembros de la pareja deja de amar y decide alejarse hay una persona que siente un gran dolor, y que siente el peso de la pérdida de una manera diferente.
Esta persona es la que sigue amando, la que no puede comprender o, que si bien comprende lo que sucede no lo entiende o se niega.
De pronto debe asumir su vida, su pena, y elaborar el duelo.
Es ahí cuando empezamos a comprender que a veces no podemos tener todo lo que queremos, y que la vida, o el mundo no era como lo imaginamos.
Soñamos con una vida en pareja, siempre sintiéndonos amados y amando, en terminar nuestra vida al lado de la persona amada, y así de sueño en sueño un día nos despertamos ante esa realidad: Ya no nos aman.
Nos llenamos de preguntas sin respuestas: ¿por qué? ¿cuándo?
Amar implica correr ese riesgo, y cuando se ama de verdad se sufre. Ante la pérdida debemos tratar de elaborar el duelo, y poco a poco lograr separarnos de lo que ya no está.
Si no aprendemos a soltar, si no dejamos ir, si el apego puede más que nosotros y nos quedamos ahí atados, pegados a esos sueños, a esas fantasías, a esas ilusiones, el dolor crecerá sin parar y día a día nuestra tristeza, y nuestro sufrimiento serán los compañeros de ruta, de una ruta hacia la depresión, la falta de incentivo, la falta de vida.
Cuesta soltar aquello que amamos, duele sentir que ya no somos amados pero en ese dolor estamos creciendo y madurando y si aprendemos a soltar estamos dejando atrás una parte de nuestra historia y empezamos a abrirnos a lo diferente, a lo desconocido.
Dejar ir esa es la clave, no es fácil, no es simple: Duele...
y como dice Bucay:
" A mi me parece que la vivencia normal de una pérdida tiene que ver justamente con animarse a vivir los duelos, con permitirse padecer el dolor como parte del camino. Y digo dolor y no el sufrimiento, porque sufrir es resignarse a quedarse amorosamente apegado a la pena...
Quiero poder abrir la mano y soltar lo que hoy ya no está, lo que hoy ya no sirve, lo que hoy no es para mí, lo que hoy no me pertenece. No quiero retenerte, no quiero que te quedes conmigo porque yo no te dejo ir.
No quiero que hagas nada para quedarte más allá de lo que quieras. Mientras yo deje la puerta abierta voy a saber que estás acá porque te queres quedar, porque si te quisieras ir ya te habrías ido..."
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